Estoy convencido que las canciones, como los libros, tejen un diálogo del que nosotros muchas veces ni nos enteramos. A una pregunta formulada con ansiedad, la respuesta puede encontrarse muchas décadas después. Generaciones pueden haber nacido y perecido mientras una inquietud espera por una contestación adecuada. Después de todo, qué es el tiempo para la música, sino una parte de sí misma. Lo que para la humanidad es una vida, tal vez sólo sea una semifusa en esa escala.
Este tal vez sea uno de esos casos. Ella (porque la canción fue escrita por dos hombres, pero las mujeres definitivamente se adueñaron de ella) le dice "Ese brillo en tus ojos se ha ido, tu sonrisa es un desentendido bostezo, estás rompiendo mi corazón, has cambiado". Él le responde, unos sesenta años después, que "me lastiman fácilmente, sólo que no lo muestro; se puede lastimar a alguien y ni siquiera darse cuenta; la gente está loca y son tiempos extraños, solía importarme, pero las cosas han cambiado".
Es una interesante idea la que ud. plantea, mi estimado Fernandez. Se podría hacer un ejercicio de encontrar,(como estas dos) canciones de disímiles autores,que puedan tener un correlato entre sí.
ResponderEliminarEs una de las cosas que muchas veces me sorprende de la música. Por ejemplo, la relación del genial Spinetta con los colores. "Te robaré un color" amenaza en Muchacha(1969), en Para ir (1970) nos dice "quiero que sepan hoy qué color es el que robé cuando dormías", ambas actitudes que combinan ingenuidad y precisión. En la Bengala Perdida (1988) ya perdió la ingenuidad y se lamenta con "por un color, sólo por un color, no somos tan malos". Y pierde esa precisión que tenía en los sesenta para relativizar (y relativizarse) en Lago de Forma mía (1991) cuando dice "dónde va un color, quisiera saber".
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