Michel
Houellebecq sostiene en Las Partículas Elementales que la revolución
sexual no fue otra cosa que la irrupción del capitalismo en la vida
privada de las personas, en aquel lugar de intimidad en que las personas
seguían siendo personas y no consumidores. A partir de ese momento, no
sólo había que tener el traje de moda, sino tener las tetas de moda, el
tamaño del pene correcto y ejecutar el acto sexual de la forma que se
espera. Todo es medible: los tamaños, la cantidad de acabadas, la
cantidad de amantes. Y si se puede medir, se puede comparar e
intercambiar, o sea, se puede poner en el mercado…
Siguiendo esta lógica, la irrupción de los VIPs en los recitales
es la fagocitación del rock (entendido como cultura, o mejor como
contracultura) por el capitalismo. La conversión de esa contracultura en
espectáculo. Además de cumplir con los mandatos sociales y sexuales,
tenemos que tener la entrada VIP más VIP de las VIP (sí, porque dentro
del VIP hay gente no tan VIP).
Cuando Roger Waters canta en River para que derriben el muro ¿a
qué muro se refiere? A los ladrillos que separaban dos potencias
mundiales, a las pantallas de última generación que se instalan entre él
y la audiencia, o al vallado que asegura que los que pagaron mucho
puedan verlo de cerca y sentados? Como dijo el gran Billy Bond: rompan
todo… o paguen el VIP!!
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